Este boletín sobre las violencias hacia las mujeres se organiza en torno a varias premisas. La primera afirma que son las desigualdades de género, las que alimentan los distintos tipos de violencia de que ellas son objeto, las mismas que adoptan modalidades diversas y se ejercen en espacios sociales, privados públicos, socio simbólicos e institucionales. Nuestra segunda premisa se refiere a la condición de vulnerabilidad que comparten las personas que las hacen depender a lo largo de la vida de otros y otras, así como de infraestructuras sociales e institucionales para desarrollarse personal y colectivamente en condiciones de igual dignidad. Aceptar la existencia de desigualdades respecto al tratamiento de la vulnerabilidad humana significa consentir que hay vidas que valen más que otras, y muertes que merecen ser lloradas frente a otras que no importan. Una tercera premisa se refiere al carácter ambivalente de las relaciones humanas que es preciso considerar para evitar que la violencia se transforme en una estrategia política de carácter incremental y destructiva de la integridad personal y del tejido social e institucional. Una forma de evitar la violencia como estrategia política es el reconocimiento y la garantía de derechos iguales a todas las personas, entre otros, el derecho a disentir, a la crítica, a manifestarse en los espacios públicos, así como a difundir discursos sobre alternativas al orden social vigente. Una cuarta premisa se refiere al carácter multidimensional y sistémico de la violencia. La violencia es producida y reproducida tanto a nivel simbólico, como de las reglas institucionales, de las normas, y en las interacciones cotidianas. Una quinta premisa indica al carácter contextual y territorial que tiene la violencia. La vulnerabilidad a la violencia varía de acuerdo a los recursos infraestructurales e institucionales con que cuentan las mujeres, la sensibilidad social frente a la violencia, el reconocimiento de las mujeres como sujetas políticas y de su fuerza y capacidad de organización. Asimismo, es importante que los discursos que desnuden las raíces y condenen los comportamientos violentos circulen ampliamente y en distintos medios.
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